jueves, 3 de mayo de 2012

¿Y SI NO MERECEN HONRA?

¿Y si no merecen honra?

Todos los años, cuando llega el “día de las madres” y “el día de los padres” me surge la misma inquietud: ¿Cómo le damos honra a padres que no merecen que se los honre? ¿Cómo cumplimos el mandato sin sentirnos que estamos actuando de manera hipócrita frente a madres y padres que se han comportado de una manera impropia?

El mandato
El mandato bíblico es claro: “Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios” (Éxodo 20:12; también repetido en Deuteronomio 5:16).

En términos normales el mandato tiene dos presuposiciones:
• Pretende que los hijos sean agradecidos a sus padres, puesto que ellos les han sustentado, protegido y amado.
• Entiende que la función de los padres es representativa de la acción de Dios, en los mismos términos anteriores, es decir, sustento, cuidado, amor y protección.

Hasta allí pareciera que todo estuviera claro. No obstante, hay una gran “pero”.

Cuando el mandato se rompe
¿Qué hacer cuando los padres en vez de proteger, sustentar y amar hacen todo lo contrario?

Abuso: Muchas madres y padres han sido y son abusivos con sus hijos. No sólo me refiero al abuso físico, sexual y psicológico, sino a múltiples micro violencias y situaciones que dejan marcas indelebles en la vida de sus hijos.

Violencia: Hay muchas formas de violencia y todas hacen daño. Hay violencia activa y también pasiva. Está la violencia que se ejerce con saña, con premeditación y alevosía, y está aquella que se manifiesta en apatía, indiferencia y ausencia. En todos los casos, las heridas que dejan son profundas y dolorosas.

Abandono: Muchos padres abandonan a sus hijos, algunos dejándolos en la indefensión y convirtiéndolos en niños o jóvenes con serias secuelas, incluidos los efectos de la mala nutrición, los riesgos sociales o situaciones de trabajo infantil por sobrevivencia.

Ausencia emocional: Otro tipo de abandono es el de los padres emocionalmente ausentes de la vida de sus hijos, incluso algunos estando al lado de ellos. Han dado alimento, pero no cariño. Han invertido tiempo en trabajar, pero nunca en escuchar. Han creído que su función era indicar lo que tenían que hacer sus hijos, fijar reglas, pero no se dieron el trabajo de ser padres. No construyeron una relación afectiva con sus hijos

La tiranía y el autoritarismo: Muchos padres han sido y son tiranos crueles, dictadores que no consideran la opinión de sus hijos, ni tampoco les dan la oportunidad de expresarse de ninguna manera. Consideran que ellos son amos y señores en la vida de sus hijos a quienes terminan asfixiando con su despotismo y actitud arrogante.

¿Qué hacemos frente a estos hechos reales? ¿Cómo encaramos el dolor de los hijos e hijas que han sido dañados profundamente por aquellos que supuestamente deberían haberlos amado incondicionalmente?

Hechos que deben tenerse en cuenta:

• El amor no es un mandato, es una respuesta. No se puede exigir a los hijos amor incondicional cuando lo que se ha dado es otra cosa.

• El respeto no se impone, se gana. Pretender que por el sólo hecho de ser padres merecemos ser respetados, es no entender el verdadero sentido del respeto ni de la paternidad.

• La honra es para los padres, y en este sentido, es necesario una disquisición que debe entenderse con claridad.

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